jueves, 5 de noviembre de 2009

fauna y flñora en el mundo entero


Las selvas tropicales de Borneo y Sumatra están en un estado de deforestación alarmante, lo que supone una aceleración del cambio climático, según un estudio realizado con imágenes por satélite que ha presentado en Fráncfort el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés).
"Los últimos datos despejan cualquier duda sobre la dramática situación de Borneo y Sumatra", afirmó el experto en selvas tropicales de WWF, Markus Radday.Según los expertos, si la deforestación sigue avanzando a esta velocidad, ambas islas indonesias perderán por completo toda su superficie selvática en 2020.Esto conllevaría principalmente a una pérdida de las plantaciones de palmas oleíferas y otras especies vegetales de rápido crecimiento, como las acacias.Tanto Borneo como Sumatra cuentan con dos de las selvas tropicales más importantes del planeta.Sin embargo, de toda la zona forestal que Borneo tenía en origen, queda practicable sólo la mitad; entre 2003 y 2007, la isla perdió una media de 1,15 millones de hectáreas de selva al año.En el caso de Sumatra, las cifras son igual de claras: en el período comprendido entre 1985 y 2007 se deforestaron cerca de 550.000 hectáreas por año.Esto significa que en las dos últimas décadas, cada hora desaparecía una selva del tamaño de 88 campos de fútbol, según el estudio de WWF."Si no se pone freno a la tala y los espacios vacíos, serán destruidas toda una generación de selvas, que albergan una gran biodiversidad, con la consiguiente relevancia en cuanto a la protección del clima", apuntó Radday.El experto insistió en que una de las especies que más podría sufrir las consecuencias es el orangután, que de destruirse toda la superficie selvática, tendría muy pocas posibilidades de vivir en libertad.El otro problema derivado de la deforestación es que Borneo y Sumatra encierran las mayores selvas de turba de todo el trópico, decisivas en el proceso de absorción del dióxido de carbono (CO2), responsable de acelerar el cambio climático."La destrucción de las selvas de turba es como una bomba para el cambio climático, ya que si se eliminan por completo, entonces se liberarán grandes reservas de CO2, que apenas podrán ser absorbidas por otras regiones del planeta", señaló.

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